Aprendiendo ¡en casa!

Así como la tendencia en el mercado laboral apunta al home office, también en el ámbito de la educación está sucediendo algo similar.

El homeschooling o escuela en casa es una propuesta que me resulta en verdad innovadora. Los chicos se quedan en casa con padres que toman la labor docente, ellos repasan los temarios oficiales con la posibilidad de extenderse o profundizar en ciertos temas. Por supuesto que no se apegan a los “libros oficiales” sino a los que los padres consideran como buen respaldo educativo, incluyendo textos de otros países.

Bajo este esquema educativo:

-se promueve la pasión por el conocimiento y se desarrollan habilidades autodidactas

-se administra adecuadamente el tiempo de aprendizaje apostándole a la productividad

-los padres asumen un reto adicional a su rol familiar

-los chicos tienen la posibilidad de presentar los exámenes de grado en el sistema abierto

Si la pregunta es cómo se manejan las habilidades sociales de los educandos, los entusiastas de la escuela en casa proponen que los alumnos acudan a clases deportivas o de disciplinas artísticas para conseguirlo.

¿Será este el futuro de la educación? Se lo cuestiona una Maestra que quiere seguir en el aula.

Educación: la piedrita en el zapato

Hace ya varios años que la educación es un dolor de cabeza en México. Durante años, la dictadura sindical no sólo construyó una mafia, sino que retrasó el avance de miles de estudiantes que hoy sufren las deficiencias de su formación.

Cuando dejé la escuela y me enfrenté a la vida real me sucedió lo que a muchos colegas ¡me di cuenta de que no sabía nada! Y honestamente deseaba que a las generaciones que me seguían les ocurriera algo distinto: que se encontraran con buenos maestros y aprendieran cosas útiles para la vida.

Parece que todo eso sigue siendo un deseo romántico, esta semana se dieron los resultados de la prueba PISA que evalúa el nivel educativa entre los miembros de la OCDE y nuevamente ¡reprobamos!

Al leer esta nota me acordé de mi primer “maestro” de Derecho que me puso a copiar la Constitución a mano. Mi “maestra” de piano que me quitó las ganas de aprender a manazos cada vez que me equivocaba y aquella otra de Química que me obligó a copiar en el examen final para pasar porque no había entendido absolutamente nada.

Y ahora escribo este post cuando estoy a unos días de aplicar un examen final a mis alumnos de licenciatura… sólo espero que de verdad se hayan llevado aprendizajes útiles para la vida y que en su vida adulta la educación ya no sea una piedrita en el zapato… de sus hijos.

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