Videos en redes sociales… y sus riesgos

Apenas hace algunos días leí en el portal “Alto Nivel” la nota “Video en móviles ya compite con el horario estelar en TV“. La pieza confirmó lo que ya había observado: una clara preferencia por los contenidos en video.

Sin embargo, me sorprendió conocer que la preferencia compita ya con el llamado “prime time” de las televisoras. Y pensándolo un poco más, me resulta lógico ya que he escuchado a la mayoría de los millennials a mi alrededor decir que no ven televisión.

Las posibilidades que nos abre la era del video son de verdad sorprendentes. Personalmente me resulta muy atractivo el Facebook live y casi todos los jueves hago una transmisión.

No obstante, me siento sacudida por dos situaciones ligadas a los videos en Internet:

  • Hoy se dio la noticia de que “el asesino de Facebook” se suicidó. Este sujeto que, días atrás mató a un hombre mayor elegido al azar y, además, subió el video del delito a la red social, decidió quitarse la vida.
  • También hoy vi en mi Facebook personal unos segundos de un video de una persona que, tratando de incentivarnos a dejar de consumir carne animal, ilustró gráficamente el sufrimiento de los cerdos en los rastros. Lo que me tardé en dejar de seguir al usuario bastó para que la imagen se me quedara en la cabeza.

Evidentemente en el primer caso no vi ni busqué el video y en segundo, opté por dejar de seguir al usuario en cuestión. Entiendo el fin, pero el medio utilizado, para mi, no es el ideal.

Y de ahí esta reflexión, ¿dónde están los límites de lo que podemos transmitir, ver y recomendar o difundir en video? Me parece que se está abriendo un canal que podría prestarse a la transmisión de violencia en todas sus formas y desde mi particular punto de vista, esas acciones no contribuyen a crear un mundo más pacífico.

Si tendemos a ver, buscar y producir contenidos en video, pienso que tendríamos también que adoptar la responsabilidad de seleccionar los contenidos a observar, generar y subir a Internet que contribuyan de manera positiva, propositiva y pacífica a la red. Probablemente sea una utopía, sin embargo, pienso que no podemos dejar de reconocer la fuerza de la comunicación visual y la responsabilidad de quienes la generan, la recomiendan y la difunden.

Nico se hizo viral

Con frecuencia mis clientes me preguntan a qué se refiere el concepto de “viral“. Recuerdo haber escuchado el término varios años atrás, desde los nacientes expertos en redes sociales, que soltaban la palabra con tal naturalidad que apenaba preguntar algo más.

Cuando pienso en “virus” me remito a la pandemia de influenza en México del 2009. En ese entonces trabajaba como editora para Expansión y aunque algunos editores en jefe se rehusaban a dejarnos ir, al final terminé siguiendo un improvisado plan de crisis para trabajar desde casa.

Dato curioso: la palabra virus se asocia con la raíz latina weis (fluir, veneno) y con el griego ios (veneno).

Por su parte, “viral” sin duda me remite a Facebook, a Twitter, a los famosos memes y a todo lo que representa la red como escaparate informativo. También me hace pensar en los riesgos de subir un comentario desafortunado, un like a destiempo o un tuit descortés... en fin, lo que le ha costado la chamba y el prestigio a más de una persona y empresa. En esos casos pareciera que la palabra está relacionada con algo francamente venenoso.

Hoy me encontré una historia maravillosa y pienso adoptarla para comentar con mis clientes a qué se refiere el término”viral”. Resulta ser que una maestra en Madrid, España, quiso demostrar literalmente a sus alumnos la rapidez y fuerza de Internet, así como sus riesgos.

Bajo este orden de ideas, un simpático dibujo de “un muñeco de palitos” nos sonríe bajo la leyenda “Ayúdame a recorrer el mundo. Soy Nico”.

Por lo pronto, hoy 1º de marzo de 2017 “Nico” ha cruzado continentes y está en México, ¿hasta dónde llegará el viajero sonriente que acompaña en una aventura virtual a la Maestra y sus alumnos? No lo sé, pero lo que sí es fácil advertir es que la creativa profesora ha logrado dar una excelente demostración a sus pupilos.

14 de febrero ¡sin palabras!

¡Qué difícil es escribir sobre el Día de San Valentín sin caer en cursilerías! Honestamente pensé en dejar en blanco esta página. Sin embargo, las redes sociales me dieron la solución. Entendí que, en muchas ocasiones, es mejor callar y dejar que los diseñadores editoriales nos sorprendan.

Les comparto esta magnífica portada de The New Yorker del 14 de febrero del 2000. ¡Feliz San Valentín!

 

¿Adiós a la FM?

En días pasados leí una nota de la BBC cuyo título me saltó de inmediato “El fin de una era: Noruega, primer país del mundo en apagar su señal de FM“.

En el portal se lee que el “apagón” se dio el pasado 11 de enero y que significa “un ahorro anual de unos US$25 millones“. Sin duda, es un dato relevante y me genera algunas inquietudes:

  • ¿Cómo convencer al escucha de la señal FM de migrar a la emisión digital?
  • ¿Qué pensarán los noruegos al saber que en México conservamos señales FM y AM?
  • ¿Será la versión electrónica tan mágica como lo es la de FM?

Desde mi experiencia, la señal tradicional de radio (si es que cabe el término) tiene su encanto.

Recuerdo muy bien cuando mi Papá me regaló mi primer aparato de radio. Era un radiecito de pilas que encendía un alegre botón rojo al frente cuando se prendía. A través de su única bocina pude escuchar las diversas alternativas de radio. AM me pareció siempre ligada a mis vecinos, unos señores grandes (que yo veía como dulces abuelitos) que disfrutaban todo el día de “El Fonógrafo“… música ligada a su recuerdo.

Por mi parte, cuando descubrí WFM 96.9 me pareció maravilloso ¡la estación estaba en su mejor época! Así me dejé endulzar el oído por Martín Hernández en las mañanas y soñé con ser un poquito como Charo Fernández, tan fresca y espontánea al aire. También me reí a carcajadas con los episodios del famoso “pavo asesino“, creación del talentoso Alejandro González Iñárritu.

No cabe duda, para mi, la radio tiene una magia única. Actualmente, una de las actividades que más disfruto son mis colaboraciones con Radio Mexiquense. Cada vez que se abre el micrófono algo sucede en el aire… y entonces me imagino a una niña escuchando mi voz emocionada desde su primer radio.

Creative design from the South