Felicidad en el trabajo ¿una utopía?

La semana pasada un querido amigo de la infancia me recomendó la película “Happiness at work” y se lo agradezco mucho. Se trata de un documental que analiza la tendencia de las organizaciones por ocuparse de la felicidad en el trabajo.

Si bien es cierto que pasamos gran tiempo en las oficias —a veces más que en casa—, también lo es que las empresas suelen invertir en prestaciones o infraestructura que consideran aumentarán la felicidad de sus colaboradores. Así las cosas, vemos ejemplos de corporativos cuyos líderes imaginaron que poner un salón para practicar yoga o una estación de jugos orgánicos aseguraría una sonrisa en su gente. No siempre es así.

Y es que la empresa puede tener cancha de basquet, masajes, máquina de refrescos o un comedor excepcional, sin embargo, existen otros factores que inciden de manera importante en el bienestar de la gente dentro de las empresas.

El documental invita a reflexionar sobre la importancia de los valores dentro de la empresa y concluye que, incluso si la empresa paga bien, el efecto positivo en el colaborador es efímero. Después de un estudio profundo resalta la necesidad de los colaboradores de sentirse escuchados, respetados, valorados y aceptados.

¿No sería entonces mejor invertir en el trato humano y dejar de lado la barra de sushi que sugirió el Director General?

Cuando el lunes se convierte en pesadilla

Últimamente ¿sientes que los lunes son un verdadero reto? A todos nos sucede de vez en cuanto, el tema está cuando notas que regularmente los domingos en la noche te deprimes tan solo de pensar en lo que te espera.

Se trata, como en muchos otros casos, de una co-creación. Es decir, esta sensación es resultado de lo que construyen colaboradores y empresas. Por un lado, están los que desafortunadamente tienen un trabajo que no les gusta y por el otro, los empresarios que no se ocupan de construir un buen clima laboral. ¿Qué hacer? De eso trata mi más reciente colaboración para el Noticiero DF de Foro TV, canal 4. Aquí el video de mi entrevista transmitida el pasado lunes 26 de julio.

La felicidad ¿está en Noruega?

El 20 de marzo se celebra el “Día Internacional de la Felicidad“. Se trata de una iniciativa de las Naciones Unidas para resaltar la importancia de la felicidad en la vida de todos los seres humanos.

La pregunta obligada es ¿para qué sirve el mencionado “día internacional”? Me parece que ocurre algo parecido a lo generado por el “Día de la Mujer”, “del Medio Ambiente”, “del Niño” y un larguísimo etcétera. Pienso que tales conmemoraciones son un buen pretexto para reflexionar sobre el tema y que difícilmente cambiarán algo a menos de que en verdad tomemos decisiones diferentes. El día que no exista “el día” de ese tema, lo habremos superado.

En otras palabras, y tratándose específicamente de la Felicidad, su Día Internacional implica recordar el infinito de personas que lo son todo, menos felices: quienes viven en una guerra, con una enfermedad incurable, en la pobreza, en soledad,  con miedo.

Muchas de las notas publicadas sobre el tema nos llevan a ubicar como el “país más feliz” a Noruega. Si bien no le resto mérito a sus excelentes condiciones de vida y la belleza de sus auroras boreales, me atrevo a pensar que incluso algunos podrían ser de lo más infelices en ese sitio.

Estoy convencida de que la felicidad es una actitud ante la vida. Claro que debe ser verdaderamente retador tomar esa actitud cuando se ha perdido todo o cuando el desastre y la tragedia están a la vuelta de la esquina. Sin embargo, en el otro extremo tenemos a quienes sin estar viviendo en un contexto extremadamente árido se sienten profundamente infelices.

Entonces ¿dónde está la felicidad? Seguramente para muchos está en Noruega. Para mi, está en casa y eso puede ser en cualquier sitio, porque el hogar está dentro de mi.

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